viernes, 11 de septiembre de 2009

Entro a la sutilidad de mi piano

Entro?.Me conecto, aparezco? Soy?
Quién espera mi conexión, quién depende de mi palabra, quién es adicto a mis letras? Nadie, y esta bueno.
Reconfortaría no ser gurú, no depender de la dependencia.
De la inmaculada concepción del ser perfecto, o casi.
Esta bueno ser, una necesidad de unos pocos o de nadie.
Quiero ser la puteada mañanera porque llueve,
la calentura instantánea del calor después de la oficina.
El obstetra del día lluvioso, la inmadurez, el desalojo.
La envidia al talento, el color púrpura de las religiones.
La cachetada inocua de un niño, el hielo de un gin tonic,
un diapasón, la verborrea que perdí.
Me conecto?
No, mejor me quedo baleándome el alma en un rincón, desapareciendo sutilmente de la memoria de aquellos que creen que me quieren.
Que creen que me ven, y que me entienden.
Si supieran como los amo… si son lo único que tengo, sumando mi piano.