Siempre, comprobada e históricamente, llega el momento.
Aún cuando el hombre no existía, cuando la amatista
era un sueño…
Cuando los ríos eran limpios, y la memoria pura.
Siempre, frustrado y recurrente, llega el tiempo.
Cargado de consejos, de sueños, de impiadosa espera.
De memorias vanas, de canciones viejas.
Siempre, como los años, como la vejez, como la muerte.
Y hoy, para respetar las leyes naturales, el momento llegó.
sábado, 26 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario